Por primera vez en mi vida conseguí
bamias frescas (
Abelmoschus esculentus, okra) en la feria! Esta verdura, que acá se llama también
chaucha turca, es un poco una curiosidad en nuestra cocina.
Hace más de un año que quería probarlas frescas. Incluso le había encargado a un primo que fuera a una verdulería en Once para comprarme algunas. Y fue, pero lamentablemente era ya un poco tarde, el verano se había pasado y con él la época de bamias.
El martes pasado me encuentro con esta sorpresa, un par de bandejitas ahí sobre los tomates. Caras, 2,50 pesos y debía ser menos de un cuarto de kilo. No me pude resistir. Todo sea por la ciencia... mejor dicho, por la gula, o per la gola.
Decidí preparar la mitad en salsa de tomate, ligeramente especiada, con un toque de coriandro.
aceite
1 cebolla mediana
2 tomates pelados y picados
semillas de coriandro
orégano
tomillo
sal
bamias
agua
Salteé las cebollas picadas en el aceite. Cuando estaban apenas transparentes agregué los tomates, las hierbas y el coriandro. Dejé cocinar agregando un poco de agua. Lavé las bamias. Les corté la puntita y el otro extremo lo corté en forma cónica. Corté algunas en rodajas de un centímetro y las más chicas las dejé enteras. Agregué a la salsa, con un poquito más de agua y dejé cocinar.
Esta salsa la usé para condimentar couscous. Probé la técnica de cocción indicada
aquí por el chef Farid Zadi. Consiste básicamente en remojar el couscous en agua fría y después calentarlo un par de veces al vapor, agregando entre una y otra vez sal y manteca. y La diferencia es realmente notable con la técnica que usaba antes ("remojarlo" en agua hirviendo). Requiere más tiempo, pero vale la pena. El resultado es un couscous esponjoso, suelto y de una textura magnífica.
Alguna vez tengo que conseguir un buen couscous, de grano más pequeño...
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