Estas son galletitas típicas de la época de
Navidad en Alemania. Ya lo dije que me ha atacado la
fiebre de galletas. En este caso aproveché también un día más fresco, después de la lluvia de la semana pasada, para encender el horno. Después guardé las galletas horneadas por un par de días en una lata hasta tener tiempo de armarlas.
Bajo el mismo nombre se pueden encontrar versiones más grandes y más chicas de estas golosinas, con y sin nueces en la masa, con y sin huevo, con y sin leudante químico, con distintas mermeladas y jaleas como relleno, con tres huequitos como una carita, con uno solo en distintas formas, sin hueco y formando una torrecita... Así que no me queda muy claro cuál es la forma tradicional.
Pero tenía este cortante que había usado una vez para
galletas saladas, y quería estrenar para galletas dulces. Navegando por la red encontré esta
versión con nueces en la masa y la combiné con la receta que aparecía en el
libro de galletas,
Gutsle, que me regaló
Robbie la pasada Navidad.
Para rellenarlas hoy, segundo domingo de
Adviento, usé una jalea de membrillo que había preparado tanto tiempo atrás mamá: perfumadísima, con el punto de gelificación justo y de un color rubí encantador. Y quedaron como las había soñado.
SPITZBUBEN (~28 unidades)
90 g nueces molidas
90 g azúcar
290 g harina
pizca de sal
1/4 cdta. polvo para hornear (opcional)
1 yema (podría ser 1 huevo chico entero)
180 g manteca
ralladura de limón
canela, cardamomo
~10 cdas. jalea de membrillo
ron (opcional)
azúcar impalable para espolvorear
Se muelen las nueces con el azúcar hasta que quedan reducidas a polvo. Se tamiza la harina con el polvo para hornear y la sal. Se mezcla con la harina de nueces y azúcar. Se hace un huequito en el centro y se echan allí la manteca apenas blanda, la yema, la ralladura y las especias. Se trabaja la masa, no demasiado, hasta obtener un compuesto homogéneo. Se envuelve en film plástico y se lleva a la heladera. Debe descansar allí por lo menos una hora. Yo la dejé toda la noche.
Se estira la masa en mesada ligeramente enharinada, de unos 3 o 4 mm de espesor y se cortan discos completos y discos con un hueco en el centro. Si no se dispone del cortante específico, se utiliza un dedal (que no creo tener :D ) para hacer un huequito en el centro. Se ubican las galletitas en dos planchas para horno distintas, separadas las que tienen hueco, porque se cocinan más rápido (a pesar de esa indicación, a mí se me doraron más, hay que estar atento). Se dejan reposar unos 15 minutos en la heladera. Se hornean a unos 160°C, hasta que se dora ligeramente la base, no más. El tiempo varía entre 10 y 15 minutos aproximadamente.
Se dejan enfriar sobre una rejilla y se guardan en latas.
Para armarlas hay que tener la jalea lista en la consistencia adecuada. Hay que calentarla un poco previamente. Si fuese demasiado consistente se le agrega una cucharadita de ron, que de paso perfuma. Se espolvorean con azúcar las galletitas con hueco. Se disponen las otras sobre una superficie bien horizontal y con una cucharita se coloca un poco de jalea en el centro de la galleta, se ubica encima la galleta con perforación y se presiona ligeramente. Si es necesario se agrega jalea en el centro.
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