El piar simple de los gorriones, el canto casi bravucón del benteveo, el dúo risueño de los
horneros y el zumbido del picaflor. Esos son los sonidos de estas tardes bochornosas cuando salgo a regar las plantas. A las siete de la tarde todavía no se puede estar en la terraza sin sentirse agobiado. Después, cuando el sol ya se ha puesto, la temperatura baja y se escuchan las chicharras con contrapunto de motores en la noche ciudadana. Con un poco de suerte corre algo de aire. Y los gatos se pasean por los tejados, para nerviosismo de Sandunga.
No tengo mucho ánimo para cocinar, el calor me extenúa. Me cuesta concentrarme para escribir también. Pero en estos días las plantas son generosas y no puedo dejar de recordarlo, al igual que
hace tres años.
La
gardenia o jazmín del cabo está en plena floración y perfuma con mi aroma favorito. Ayer coseché la primera
bamia u okra.
Los girasoles, de las semillas que me dió el tío Elvio, se están abriendo hoy. La planta de
clerodendro en la galería, que hace años no se decidía a florecer, tiene por primera vez un ramito y hoy han abierto sus centros rojos dos de esas flores. Las hortensias hace días ya que se han coloreado.
También la planta de berenjenas ha dado su primera flor. Los tomates cherry están fructificando, formando sus racimos. Y ya terminé la recolección de las chauchas, que espero vuelvan a dar más flores en algún momento. La gloxinia tiene más flores que nunca, hoy cinco o seis abiertas al mismo tiempo. El
oncidium está terminando de florecer. Y el pimiento acampanado que sobrevive hace dos años ha sido el primero en dar y abrir sus flores.
Nota 3.12.08: Después del calor agobiante llegaron las tormentas y pudimos respirar. Hoy está soleado y agradable. He cosechado la segunda bamia y las primeras mini zanahorias. :)
Etiquetas: Berenjena, Jardín