Ayer por la mañana, mientras estaba comiendo un sandwich de pan negro y jamón crudo, suena el timbre y, oh sorpresa, traían un gran paquete proveniente de Torino! :D
Sí, porque en este intercambio mi correspondiente fue justamente Sandra de
Un tocco di zenzero, quien organizaba el evento.
La emoción de recibir la caja es indescriptible. A medida que la iba abriendo imaginaba los gestos hechos en el sentido inverso de quien la preparó. Escribir las direcciones, cerrar la caja, rellenar los espacios para que el contenido viaje mejor... la preparación de cada uno de los regalos, las bolsitas atadas delicadamente, las etiquetas hechas con esmero. El jengibre en su almíbar, las galletas recién salidas del horno :) . En fin, que hice todo el recorrido al revés en unos pocos minutos, de aquí hacia Italia, y me metí en casa de Sandra, en su cocina, en sus ollas, en su horno, para conocer su generosidad. Porque además del hermoso libro de cocina que era motivo de este paquete transoceánico, había allí pequeños tesoros, arroz carnaroli, sal rosa del Himalaya, jenjibre abrillantado y unas galletas tan perfectas como un sueño. Quisiera conocer el secreto para que se conserven tan maravillosamente crocantes después de semejante viaje! Además estaban en una caja que viene viajando desde Estados Unidos. Todo un símbolo de cómo el mundo se puede achicar con estos gestos.
A Sandra, un gracias grande como la distancia que nos separa. Non smettere mai di essere una bambina!