Mi abuelita tenía un té para cada mal, o casi. El té de tilo como sedante, el boldo como digestivo; te de cedrón, poleo, manzanilla también eran parte usual de las infusiones... Incluso esta última mamá la usaba para descansar los ojos, una infusión bien cargada de manzanilla y la aplicaba con gasas sobre los párpados.
A pesar de que eran uso corriente en casa, siempre me sorprende la variedad de yuyos que se pueden conseguir en una herboristería, más de lo que uno pudiera pensar. Una de las más surtidas que he visto es la del mercado central de la ciudad de Mendoza. Yuyos de todo tipo se encuentran acá, al punto de soñar después con esto: :D
Pero no solo yuyos hay en el mercado. Es también el lugar donde compro tomates secos, dátiles de los buenos, dulces de batata con nuez (de una cooperativa mendocina), habas secas y demás.
Un paseo por los distintos puestos nos llevará desde las dulces tabletas mendocinas, con dulce de cayote o de leche:
a las carnicerías con cabezas y patitas de chancho o chinchulines trenzados. También se puede comer en el mercado y no faltan por supuesto unas lindas empanadas, con su repulgue perfecto:
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