Tengo un remolino de
estaciones en la cabeza. El invierno lo pasé en verano y ahora acá llega la primavera... Y después me iré de regreso al invierno. Hasta ahora la secuencia ha sido: invierno, otoño, verano, primavera, y de nuevo invierno. Me despierto y no sé en qué estación estamos. Claro, las estoy viviendo invertidas, como si el tiempo fuese al revés. Sin embargo va hacia adelante. Todo sucede en una forma casi mágica.
Fue un
otoño extraño el que pasó. Por un lado, el clima: una sucesión de perfectos días de sol, casi veraniegos. El calor no se iba y las buenas temperaturas, altas para la época del año, nos acompañaron incluso el día de nuestro
casamiento. Y ese fue el otro suceso que hizo de estos últimos meses algo realmente fuera de lo común.
Cómo llegamos allí, cuáles son las raíces de cada evento que nos condujeron a esto, es difícil, intrincado de explicar o de entender. Son múltiples y ramificadas, aunque hayan conducido a un simple y único hecho. Ninguno de nosotros lo había soñado, llegamos sin expectativas, y quizás eso hizo que resultase todo mejor de lo que podíamos esperar.
Ya desde el invierno septentrional nos había acompañado un postre que repetimos varias veces, incluso en el otoño austral. Su origen en nuestra cocina tiene también muchas raíces. Recuerdo las
peras al borgoña que hacía mamá. En los años '70 el Malbec todavía no se había convertido en el vino insignia argentino y particularmente mendocino. Ahora tratamos de elegir siempre un
Malbec. Lo de agregar granos de pimienta negra me lo sugirió Pablo. Tienen además aromas de
Glühwein... de las especias que perfuman ese vino dulce que ahora asocio inevitablemente al
Weihnachtsmarkt. Canela, clavo y un toquecito de jengibre. Me emocioné cuando la tía S. al probarlas se acordó de las de mamá...
Tienen la ventaja para los desmemoriados que, olvidándose del azúcar, si las peras son dulces, resultan bien y se siente mejor el sabor del vino. Y lo digo por experiencia.
PERAS AL MALBEC
6 peras Williams (o Kaiser Alexander)
medio limón
50-80 g azúcar blanca
rajita de canela
3 clavos de olor
8 granos de pimienta negra
vino Malbec
agua
Se lavan y se pelan las peras. A medida que se van pelando se las frota con el limón y se colocan en una cacerola. El recipiente no debe ser muy grande, deben quedar estrechas al acomodarlas, con el cabito hacia arriba.
Cuando ya se han acomodado todas las peras en la olla, se espolvorea el azúcar por encima, se vierten el vino y el agua hasta que las peras queden cubiertas y se agregan las especias. Se lleva a fuego fuerte hasta que hierve y cuando rompe el hervor se baja el fuego de manera que quede hirviendo suavemente.
Se cocinan por unos 40 - 45 minutos, o hasta que las peras tenga el punto adecuado al pincharlas.
Las peras Williams se cocinan más rápidamente y tienen una carne más blanda. Las Kaiser Alexander conserva su textura más firme.
Se dejan enfriar y se conservan en la heladera. Se puede servir con una cucharada de helado de vainilla o un copete de crema.
Receta en pdfEtiquetas: Frutas, Peras, Vino