Este año, para romper con la tradición (de dos años :P ) que llevaba hasta ahora, no publiqué ninguna poesía para mi cumpleaños. Pero resulta que
Heleni me invita a elegir un poema, justo para esas fechas. Será entonces que el destino así lo quiere. Y visto que ella ha escogido uno con tema gastronómico, la famosa
Oda al caldillo de congrio de Pablo Neruda, me decidí a seguir sus pasos. Recordaba haber publicado
una poesía a la mayonesa que había encontrado en un
ensayo de Camilo José Cela. Pero en la búsqueda de ésta me
reencontré con los sonetos que intercambiaron Rafael Alberti y Nicolás Guillén con motivo de un jamón.
Es el año 1958 y ambos poetas están en el exilio en Buenos Aires. Rafael ha ayudado a Nicolás a conseguir trabajo y éste le agradece, en una reunión con amigos en casa de Alberti, regalándole un jamón entero. Al preciado regalo acompaña un soneto del poeta cubano:
AL POETA ESPAÑOL RAFAEL ALBERTI,
ENTREGÁNDOLE UN JAMÓN
Este chancho en jamón, casi ternera,
anca descomunal, a verte vino
y a darte su romántico tocino
gloria de frigorífico y salmuera.
Quiera Dios, quiera Dios, quiera Dios, quiera
Dios, Rafael, que no nos falte el vino,
pues para lubricar el intestino,
cuando hay jamón, el vino es de primera.
Mas si el vino faltara y el porcino
manjar comerlo en seco urgente fuera,
adelante, comámoslo sin vino,
que en una situación tan lastimera,
como dijo un filósofo indochino,
aún sin vino, el jamón es de primera.
Nicolás GuillénPero la cosa no termina allí. Rafael Alberti responde como buen anfitrión y en tono muy español:
AL POETA CUBANO NICOLÁS GUILLÉN,
AGRADECIÉNDOLE UN JAMÓN
Hay vino Nicolás, y por si fuera
poco para esta nalga de porcino,
con una champaña que del cielo vino
hay los huevos que el chancho no tuviera.
Y con los huevos, lo que más quisiera
tan buen jamón de tan carnal cochino:
las papas fritas, un manjar divino
que a los huevos les viene de primera.
Hay mucho más, el diente agudo y fino
que hincarlo ansiosamente en él espera
con huevo y papa, con champaña y vino.
Mas si tal cosa al fin no sucediera,
no tendría, cual dijo un vate chino,
la más mínima gracia puñetera.
Rafael AlbertiEtiquetas: Poesía