Estos los hice también en el campito. A ojímetro, porque tampoco tenía balanza. :D
La receta la encontré, con el nombre del título, en el libro de María Mestayer de Echagüe. Allí figuran las cantidades exactas. No sé si le habré acertado con las equivalencias, pero yo las hice así y mal no salieron:
1 1/2 tazas harina 000
1/2 taza leche
20 g levadura
100 g manteca derretida (más o menos)
ralladura de limón
cantidad necesaria de azúcar
Se tamiza la harina, se forma una corona y en el centro se ubica la leche tibia con la levadura desgranada. Se mezcla disolviendo la levadura y después se incorpora la harina. Se deja leudar tapado con un paño húmedo. Unos 45 minutos a una hora (la cocina estaba fría... así que lo dejé un poquito más).
Después se agregan la ralladura y la manteca, trabajando bien hasta incorporarla. Se enmanteca una placa para horno. Y sobre la mesada limpia se forman rollitos de la masa del grosor de un dedo, que se hacen rodar por la mesada espolvoreada con azúcar. Se cortan bastoncitos de unos 8 cm que se ubican sobre la placa. Se dejan descansar unos 10 minutos y con la punta del cuchillo se les hacen tres marcas a lo largo. Se llevan al horno caliente por unos 10-15 minutos.
La cantidad de levadura me parecía en un principio demasiado alta. Pero resultó bien en definitiva. Tanto de sabor como en tiempos de leudado. Claro que hay que aclarar que la cocina estaba fría y respecto al sabor a mi me encanta la levadura de cerveza, tanto que, fresca, me la como sola...
Etiquetas: Galletas, Repostería