Desde que estaba en el colegio que no coloreaba huevos de pascua... Recuerdo que nos habían regalado los sobrecitos con tinturas alemanas para colorear en frío, agua, colorante y vinagre. Tratamos con mamá de vaciar los huevos haciéndoles las perforaciones en los extremos y soplando. Qué tarea ingrata! Más fácil hubiese sido que hicieramos huevos duros como esta vez.
Compré una docena y media de huevos blancos. Los lavé y los puse en una olla grande con agua. Fuego máximo hasta llegar al punto de ebullición. Corté el fuego, tapé y dejé 14 minutos (son demasiados, las yemas se pusieron verdes). Transcurrido ese tiempo eché agua fría.
Varios se rajaron un poco antes de terminar de cocinarse. Alguno mientras se enfriaba. Otro se me golpeó... En resumen, me quedaron 13 con la cáscara sana. Fueron esos los que coloreé. Primero les eché unas gotas de cera de vela y luego al agua... multicolor. Fue rápido y divertido.
También usé un poco de jugo de remolacha. Sé que se pueden usar cáscaras de cebolla y me gustaría probar con cáscaras de nuez también. Es interesante leer sobre las distintas tradiciones para decorar los huevos en el período de pascua. Pequeñas obras de arte llenas de significado y simbolismos. Aquí se puede leer sobre los
pysanky ucranianos, por ejemplo. Pero la variedad de tradiciones y diseños es para perder horas mirando y mirando.
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