
Estamos ya en pleno tiempo de Adviento y hoy se abre otra
ventanita del
calendario de Adviento de
Noema.
Cuando los
días son tan
cortos y la falta de luz es marcada, se puede entender mejor la existencia de tantas celebraciones relacionadas con el solsticio de invierno y la luz que vence a las tinieblas. Sin importar la religión esta lucha, externa e interna, esta siempre de algún modo presente: Janucá, Diwali o
Santa Lucía... De alguna forma hay que derrotar el miedo a la oscuridad. Y ya que estamos, no dejamos de agradecer la comodidad que significa apretar un botón y tener luz todo el día. No sólo velas de llamas trepidantes, si no luz clara, estable y continua para nuestros ojos, para leer cuanto queramos.
Alle Jahre wieder, hoy es también el día para
armar el árbol de Navidad en Argentina. Pero este año aquí tenemos por decoración sólo una corona de Adviento, con dos velas encendidas hasta ahora. Y mucha nieve cayendo continuamente del techo.
De las tradiciones navideñas argentinas del año anterior, saltamos bien al norte a una tradición islandesa: el
laufabrauð.
En mi imaginario de países,
Islandia era un lugar exótico y misterioso. La isla con forma de barco vikingo. Ahora es algo más concreto, la isla de hielo, increíbles superficies heladas, volcanes debajo de glaciares, fiordos, cascadas, géiseres que dieron su nombre a todos los géiseres, y placas continentales encontradas. El olor a azufre en el aire y en el agua, el viento, las ovejas omnipresentes, las cenizas volcánicas. Ahora la asocio con algunos paisajes patagónicos, conectando ambos extremos del mundo por vientos que te arrastran sin esfuerzo.
Por otro lado allí se habla un
idioma fascinante, que ha mantenido marcadas características de sus antiguas raíces germánicas. En este
idioma se escribieron las
sagas, que relatan por ejemplo la colonización de la isla y las exploraciones de Terranova. Lengua antigua, épica, de compleja gramática y de sonidos impensables. Borges amaba ese idioma, por los relatos que en esa lengua se habían creado. Hoy se puede acceder fácilmente y leer los
manuscritos de algunos de esos libros, si se entiende el islandés, claro está.
Islandia posee una diversidad culinaria que puede ser, como el idioma, difícil de entender. Si nos sentimos cómodos con el bacalao y el salmón gravad lax, el hákarl (tiburón fermentado), puede resultar desconcertante, y las medias cabezas de oveja en el supermercado, algo inquietantes. Pero son esas "complicaciones" lo que la hacen más interesante y atractiva.
El
laufabrauð, pan hoja, es un tipo de pan decorado proveniente del norte de la isla. Se lo menciona ya en la primera mitad del s.XVIII como algo típico. Actualmente es en toda Islandia parte imprescindible de las
tradiciones navideñas. Desde las primeras semanas de diciembre, durante el período de Adviento, familiares y amigos se reúnen especialmente para decorar estos panes delgados casi como obleas: es el corte del
laufabrauð (
laufabrauðsskurður). Durante el encuentro, entre animadas conversaciones, se decoran los discos de masa, ya sea con los motivos tradicionales o con los que dicte la imaginación. Y pasan horas en la tarea antes de freirlos.
Las únicas herramientas necesarias son una tabla y un cuchillo afilado para hacer las incisiones en la masa. Pero desde mediados del s. XX se utilizan también frecuentemente ruedas en bronce que facilitan la tarea. Los cilindros que cortan los motivos en V sobre la masa se llaman
laufabrauðsjárn (hierro para
laufabrauð). Las ruedas dentadas para los bordes, similares a las que se usan para ravioles, se denominan
kleinuhjól o
laufabrauðshjól .
Se dice que las hojas de masa tienen que ser tan delgadas como para leer a través de ellas un periódico, por lo menos los titulares. El grosor de la masa de Strudel en cambio se asocia a la lectura de una carta de amor. Obviamente las condiciones de contorno son mucho más rudas en Islandia...
Originalmente los discos una vez decorados se freían en grasa de oveja. Hoy en día se usa más habitualmente aceite. También era normal el uso de
carbonato de amonio como agente leudante, y este ha sido parcialmente reemplazado en las recetas de
laufabrauð por polvo para hornear. Los tiempos cambian y los usos se adaptan a los ingredientes que hay más disponibles, igual que antiguamente: se usa lo que hay.
En algunos casos se agregan también semillas de alcaravea (Carum carvi), especia tan presente en Islandia que hasta la podemos encontrar en el café (
Kúmenkaffi).
El
laufabrauð listo se suele reservar para el almuerzo de Navidad y se acompaña de
hangikjöt,
oveja ahumada u otras especialidades típicas de esa fecha.
Hay
motivos clásicos: el sol en el horizonte, de mitad de invierno,
skammdegissól, es muy apropiado para la época; o el corte del granjero,
bóndaskurður, que parecen líneas aradas de tierra; el roble,
eik, o un árbol de Navidad.
Estudié varias recetas, en libros y en la red. Finalmente preparé la masa basándome en una que le llaman del
"ama de casa", pero reduje notablemente las cantidades, porque acá eramos sólo dos para estirar, decorar y freír... Fue un entretenido segundo domingo de Adviento.
Ahora no queda más que ponerse manos a la obra y desearles:
Gleðileg jól!
LAUFABRAUD (para 20 unidades)
Ingredientes
100 ml leche
25 ml agua
12 g manteca
170 g harina 0000
80 g fécula
1/4 cdta. polvo para hornear
7 g azúcar
1/4 cdta. sal
aceite o grasa para freír
Preparación
Calentar a fuego bajo la leche con el agua y la manteca, hasta que la última se haya derretido. No debe llegar a hervir.
Tamizar el resto de los ingredientes y agregar los líquidos aún calientes. Amasar hasta que quede una masa lisa y consistente (punto de la pasta para rellenar). Dejar reposar.
Formar cilindros y cubrirlos para que no se sequen. Cortar un par de centímetros del cilindro formado y estirarlo con un palo de amasar, con el corte hacia la mesada, hasta que la masa esté bien delgada, formando un disco de entre 16-18 cm de diámetro. Cortar con ayuda de un plato. Colocar sobre papel de horno y cubrir con otro trozo de papel para que no se seque. Repetir con el resto de la masa formando pilas de discos.
Decorar cada uno de los discos. La masa no debe estar demasiado húmeda, pero tampoco seca, de manera que sea flexible se pueda pegar entre sí con facilidad al hacer presión con la punta del cuchillo. Si estuviese muy húmeda, se extiende la pila sobre la mesada para que se sequen un poco.
Los cortes para decorar se pueden hacer con la rueda específica (
laufabraudsjárn) o simplemente con una navaja pequeña bien afilada. Se realizan cortes sucesivos en V, como una pluma, espaciados unos 5mm aproximadamente. El diseño de los cortes puede seguir los motivos clásicos o lo que la imaginación permita. Una vez realizados los cortes, y siempre con ayuda de una navaja, levantar la punta de la primera V invertida, doblar en el otro sentido dejando expuesta una punta y fijar apretando contra la masa. Luego doblar la siguiente V, apretando el extremo contra la punta expuesta anteriormente. Proseguir hasta terminar con todos los cortes. La etapa de la decoración lleva su tiempo, pero es lo más entretenido del proceso.
Calentar aceite en una olla ancha, unos 5 cm de profundidad. Nosotros utilizamos un wok. Cuando el aceite está caliente, echar una de las hojas de masa decorada. Girar unos segundos después y retirar luego de un par de segundos más. Colocar sobre papel absorbente. Toda la operación es bastante rápida, y cada hoja se sigue dorando un poco más una vez fuera del aceite. Aplastar con ayuda de una sartén mientras todavía están blandas, para que queden planas.
Se guardan en latas, si no se quieren consumir inmediatamente.

Etiquetas: Islandia, Navidad, Panes