Las
pizzelle,
ferratelle o
neole, son típicas del Abruzzo y del Molise italianos. Esta especie de oblea que se come acompañada con mermelada de uva, o de guindas o con una mezcla de almendras y miel, se prepara con los hierros adecuados. La primera vez que las ví y probé fue, curiosamente, acá en Córdoba. En un negocio camino a las sierras tenían hace algunos años productos de panificación semiartesanales. Entre ellos
pizzelle, además de grisines y otras galletas. Eso fue motivo de intercambio de
algunos mensajes con amigas de la zona de origen de estos dulces.
Como sucede en general con las elaboraciones tradicionales, la receta varía de familia en familia, de casa en casa... Y en este caso también, de hierro en hierro; para cada tipo, según sea más o menos profundo, se requiere una masa más o menos consistente.
Como estaba un poco confundida respecto a cual era la receta adecuada para el hierro que me habían regalado hace 3 años, estuve mirando un poco en el sitio de
estos productores. Usé la receta de las ferratelle clásicas, midiendo bien los ingredientes, hasta obtener una crema consistente.
PIZZELLE O FERRATELLE
115 g huevos
55 g azúcar
40 g aceite de oliva
160 g harina
ralladura de limón o semillas de anís
Se baten bien los huevos con el azúcar. Se agrega el aceite de a poco, luego el perfume y finalmente la harina hasta obtener una crema consistente. Se deja reposar la masa una hora por lo menos.
El diseño tradicional del hierro que se usa es este:
Me lo regaló Concettina... y aunque había pasado un buen tiempo, no había tenido oportunidad de estrenarlo todavía. Para "curarlo" primero lo calenté con un poco de leche, como había visto aconsejan hacer para los hierros de las carliteras. Después le pasé aceite, aunque sería mejor usar grasa, preferentemente de cerdo. Dejé enfriar, unté nuevamente con aceite, calenté bien y cociné una masa de prueba con solo harina y agua siguiendo las
instrucciones de la zia Maria.
La primera se pegó. Las siguientes salieron bien. Entonces pude empezar a hacer las
pizzelle con la masa que ya tenía preparada. Había leído de contar hasta 45 o decir un avemaría (más fácil contar hasta 45) antes de girar el hierro... Pero de esa forma me salieron muy oscuras. Es mejor espiar como van, para que no se doren demasiado. Otro consejo, una vez que el hierro está bien caliente usar un fuego bajo para seguir cocinándolas.
De cualquier forma es divertido, como hacer panqueques. El resultado es una oblea crocante que se puede guardar varios días sin que se humedezca... si hemos tenido la precaución de esconderlas bien.
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